#25 - Echa el freno, Macareno
De cómo elegir el slow content como forma de comunicarte con tu audiencia puede hablar, y mucho, de tu marca
A veces, me doy el gustazo de escuchar un podcast que no tiene absolutamente nada que ver con mi profesión, solo por el mero disfrute de escucharlo. Intento poner toda mi atención en ese momento -que, por cierto, si es demasiado largo me cuesta un poco-.
Esa idea de crear contenidos disfrutones que permitan a otra persona consumirlos con calma y detenimiento es precisamente la filosofía del slow content.
Y de cómo encajan estos contenidos en una marca y cuáles son los mejores formatos para crearlos vamos a hablar en esta edición de la newsletter.
Pero antes, vamos a ver qué se ha estado cociendo en el mundillo del marketing en estas últimas dos semanas.
Cómo está el patio prado
La semana pasada se lanzó el Informe de Redes Sociales 2023. Hay alguna sorpresa: BeReal ocupa el tercer puesto en cuanto a frecuencia de uso y se reduce el número de marcas e influencers que seguimos en Instagram -y también baja la credibilidad de estos últimos con respecto al año pasado-. Además, profundiza en el uso que cada generación hace de las redes, en el valor en aumento del User Generated Content… Vamos, que si puedes échale un vistazo.
Google celebró Google I/O, su conferencia anual de desarrolladores cuyo contenido se centró, mayoritariamente, en Inteligencia Artificial. Si quieres probar Bard, puedes seguir el paso a paso destacado en este artículo.
Namelix es una herramienta que me ha hecho la vida más fácil estas dos semanas. Si se te da tan mal el naming como a mí, te recomiendo probarla para encontrar sugerencias de nombres para nuevos proyectos.
Echa el freno, Macareno
Muchas veces, me abruma la cantidad de contenido que consumo de forma diaria en canales digitales. Sin embargo, en ocasiones hay determinados formatos que me invitan a dejar de hacer scroll infinito, poseída meramente por el FOMO, y prestar atención plena.
Y precisamente en esta capacidad que tienen algunos contenidos de aportar una experiencia enriquecedora, más allá del simple input, se basa el slow content.
En marketing, se denomina slow content a una forma de enfocar la creación y distribución del contenido de calidad, elaborado con sumo cuidado y en profundidad. A diferencia del contenido rápido -o fast content-, su objetivo es aportar un valor real a largo plazo.
¿Te acuerdas de cuando la semana pasada hablábamos del snack content? Pues se sitúa completamente en el polo opuesto.
Parece que este planteamiento choca por completo con la filosofía del mundo actual, en el que plataformas como Instagram nos “obligan” a tener una frecuencia de publicación alta si queremos ganar visibilidad.
Pero, ojo, podemos adaptar el slow content también a estas exigencias (más adelante te cuento cómo hacerlo).
Y, por otro lado, en este punto tú tomas la decisión: la forma en la que eliges comunicar habla, y mucho, de tu marca.
Así que de este tipo contenido pensado que parece no estar sujeto, sí o sí, a la tiranía de los algoritmos, tiene mejor cabida en algunos formatos que en otros. Generalmente, en aquellos que incitan a la profundidad y a la reflexión. Por ejemplo:
Artículos extensos que permiten explorar un tema en profundidad, brindando información exhaustiva y perspectivas diversas. Y ya si además incluyes infografías, case studies o referencias externas, lo clavas.
Los podcasts, perfectos para dialogar y conversar en profundidad sobre un tema determinado. El formato más común son las entrevistas, aunque debo decir que mis favoritos son los podcast de no ficción narrativa. En concreto, De eso no se habla (lleva un parón de casi 2 años, pero si no lo conoces te lo recomiendo tantísimo…)
Los vídeos educacionales. Por ejemplo, tutoriales o masterclass. Este tipo de contenido, que en principio puede chocar con el auge del vídeo corto en redes sociales, puede encajar tanto para posicionar contenidos educativos gracias a estrategias SEO como a la hora de lanzar retos o webinars dentro de una estrategia de captación de clientes.
Infografías, perfectas para explicar de forma visual un tema más complejo. Si, por ejemplo, lanzas un estudio anual sobre una temática específica en tu sector -algo relativamente común en las estrategias de relaciones públicas-, acompañarlo de una infografía puede ser una buena idea.
Las series de publicaciones, perfectas para adaptar el slow content a redes sociales. De esta manera, estas series permiten desarrollar una temática en profundidad a lo largo de varios posts, proporcionando una información más completa y detallada.
¿Qué te puedes llevar a la buchaca?
Creo que, de todo esto, lo más importante es entender que el contenido es líquido.
Una única temática puede adaptarse perfectamente a distintos formatos, optimizando la creación de contenidos y apostando, a su vez, por la profundidad a la hora de comunicar.
Por ejemplo, un artículo optimizado para SEO en el que hables de cómo aliviar el calor en los perros puede servirte para:
Crear una guía en PDF y usarla como lead magnet.
Escribir una newsletter.
Lanzar varios posts en Instagram, dividiendo el artículo en diferentes publicaciones y hablando de este tema en profundidad.
Crear un vídeo educacional optimizado para SEO en YouTube donde traslades el mismo contenido a un formato audiovisual.
Desgranar ese vídeo en pequeños fragmentos para poder publicarlo en formato Reels o en TikTok.
Tenemos un tiempo limitado, y en muchas ocasiones nos centramos más en generar contenido como churros que en otros aspectos de nuestro día a día -laboral y personal-.
Si tienes alguna duda sobre cómo reutilizar un contenido que te ha llevado tu tiempo o quieres compartir conmigo algún ejemplo, ¡mándame un email!
Nos leemos en dos semanas. Hasta entonces, ¡cuídate mucho!